jueves, 16 de diciembre de 2010

Hagamos un trato: si tú crees en mí, yo creeré en tí -dijo el unicornio-.

Martes, Miércoles o Jueves, da igual. Un día es otro día. No importa cuál. Si no actualizo hoy, mañana lo haré.

¿Quien estuvo el martes escuchando a Umberto Eco? Un servidor arrastrado por el trabajo asistió a una de sus conferencias. Cuánta razón tenían cuando los allí ponentes, sabios de toda clase, decían que es mejor no conocer a tu novelista favorito. Menos mal que Eco no figura entre ellos. ¿Deseas un enemigo? ¿Eres un falso? Esas son las preguntas que allí se trataron y más me impactaron.

Existe en todas las culturas una necesidad de construir un enrmigo. Uno se mide en función de su enemigo. Si Oscar Wilde dijo "Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón" podríamos decir que su razón era la misma que la del enemigo. Para reconocer su identidad todos los seres humanos han buscado un enemigo. Si eres Batman irás a por tu Joker. Hola, hola, Superman, te espera la criptonita. En mitad del gimnasio la Beckham y la Obregón.

El falso. Prototípico personaje de la historia, de la literatura y ¿por qué no? de la pintura también. El falso está presente junto al secreto. Este es un secreto vacío que carece de poder. Lo siento, tal vez diga saber una cosa que tú nunca imaginarás qué es. Y si no, me lo invento. Me dará poder. Ser o no ser como Mary Baker, esa es la cuestión.

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