jueves, 18 de noviembre de 2010

Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos

Cuántísimos han sido los músicos, pintores o escritores que recibieron a las musas cuando más enfadados estaban. La creatividad llega en los momentos en que las emociones parecen desbordarse y ahogarte. Son en esas situaciones en las que se nos ocurren multitud de ideas. Muchas cosas que contestar a nuestro enemigo. Miles de maneras de vengarse escribiendo. Apuñalar con cada trazo de letra -en este caso con cada tecla-.

A mi juicio, la mejor manera de canalizar este poder, porque en verdad es algo poderoso, que habitualmente desperdiciamos es volcarlo todo en una pieza magistral. No temas resultar cruel, pues la vida se basa en crueldades y bondades y ya llegará el momento en que una sensación tan agradable te inspire que solamente crees dulces genialidades.

Es una lástima que la mayoría de sentimientos sean tan volátiles porque nos encontraremos con que a la mitad del camino hemos perdido esa creatividad que tan fácilmente nos vino como una revelación. Pienso que debemos plasmarlo. Pero hay que hacerlo de una manera cuidadosa. Templanza. Templanza, entonces para no dejarnos llevar por una fiebre incontrolable que pronto se acabará. Si tenemos cuidado podremos realizar nuestros sentimientos en nuestras habilidades y al mismo tiempo planificar lo siguiente. Si actuamos al tun-tun puede que nos demos de bruces con un totum revolutum que pertenece más a una rabia nihilista que a un tesoro parido por fuertes sentimientos.

Cuando lo hayas encontrado, anótalo.
-Dombey e hijo. Charles Dickens-

No hay comentarios:

Publicar un comentario